Hoy en día, Chile presenta una alta penetración en el acceso y en el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicaciones, llamadas NTIC. Esto no sólo queda demostrado mediante datos que lo confirman, sino en el hecho de que a diario los chilenos estamos en contacto directo con las nuevas tecnologías, a través del uso masificado de teléfonos celulares, de Internet y de otros aparatos tecnológicos como Ipods, Palms, Notebooks, etc.
Si bien es cierto que nuestro país presenta una fuerte aceleración de desarrollo (según el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2006; INDH), lo cual a reducido la brecha que existe entre Chile y los países desarrollados, aún es temprano y precipitado hablar de un despliegue mayor debido al pausado ritmo de difusión de las tecnologías. Es decir, Chile debe potenciar sus capacidades colectivas e individuales mediante las herramientas y aparatos con los que cuenta actualmente, tomar aquellas capacidades y convertirlas en propias para luego utilizarlas en función de objetivos en pro de la sociedad. Este punto se presenta como un gran desafío a vencer, pues “estas no aseguran por sí solas el anhelado salto al futuro”, hay que saber darles un sentido y un uso especifico.
Las NTIC son mayormente ocupadas por jóvenes, por que son ellos quienes se interesan más por el tema y quienes las utilizan en el cotidiano pues les facilita la vida en todo aspecto. En los colegios y en muchas empresas de nuestro país, las nuevas tecnologías están teniendo una gran alza debido al incremento en el aprendizaje y en el productividad.
Pero no todo es color de rosas, las NTIC también presentan diversas contrariedades:estas no eliminan las barreras de las jerarquías y distinciones tradicionales aunque lo creamos de otra manera, algunos de sus usos pueden tener efectos nocivos tales como la dependencia y el aislamiento del individuo o bien se puede presentar la violación de la privacidad y de control permanente.
Si bien es cierto que la nueva era digital trae consigo diversas oportunidades y beneficios para Chile, tenemos que irnos con cuidado y entender que nuestro desarrollo no es igual al de los otros países, sino que está enmarcado en un contexto social y cultural diferente. Debemos volver a ser productores de nuestros propios cambios a nivel tecnológico y no seguidores de las innovaciones que se generan en otros países.
Si bien es cierto que nuestro país presenta una fuerte aceleración de desarrollo (según el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2006; INDH), lo cual a reducido la brecha que existe entre Chile y los países desarrollados, aún es temprano y precipitado hablar de un despliegue mayor debido al pausado ritmo de difusión de las tecnologías. Es decir, Chile debe potenciar sus capacidades colectivas e individuales mediante las herramientas y aparatos con los que cuenta actualmente, tomar aquellas capacidades y convertirlas en propias para luego utilizarlas en función de objetivos en pro de la sociedad. Este punto se presenta como un gran desafío a vencer, pues “estas no aseguran por sí solas el anhelado salto al futuro”, hay que saber darles un sentido y un uso especifico.
Las NTIC son mayormente ocupadas por jóvenes, por que son ellos quienes se interesan más por el tema y quienes las utilizan en el cotidiano pues les facilita la vida en todo aspecto. En los colegios y en muchas empresas de nuestro país, las nuevas tecnologías están teniendo una gran alza debido al incremento en el aprendizaje y en el productividad.
Pero no todo es color de rosas, las NTIC también presentan diversas contrariedades:estas no eliminan las barreras de las jerarquías y distinciones tradicionales aunque lo creamos de otra manera, algunos de sus usos pueden tener efectos nocivos tales como la dependencia y el aislamiento del individuo o bien se puede presentar la violación de la privacidad y de control permanente.
Si bien es cierto que la nueva era digital trae consigo diversas oportunidades y beneficios para Chile, tenemos que irnos con cuidado y entender que nuestro desarrollo no es igual al de los otros países, sino que está enmarcado en un contexto social y cultural diferente. Debemos volver a ser productores de nuestros propios cambios a nivel tecnológico y no seguidores de las innovaciones que se generan en otros países.
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